Los orígenes de las historias que se transmiten de generación en generación y boca en boca siempre es incierto. En especial la tradición oral alemana es rica y super extensa. Es en este universo mítico que encontramos al Fausto.
Goethe escribió una de las obras más influyentes, hermosas y universales de la literatura, basada en este mito de la tradición oral de su país natal, Alemania. Pero, de hecho, sobre este mito hay mucho por descubrir, y hay, también, muchas versiones escritas por diversos autores y en variadas expresiones artísticas que rescatan la temática y personajes de esta historia.
Origen del mito
El mito del Fausto es recogido por primera vez alrededor del año 1500. Según diversas fuentes historiográficas el mito se basa en la vida de un nefasto personaje de la época. Johann Georg Faust fue un alquimista y mago nacido cerca de 1480. Existen escritos históricos que hablan de él como un personaje infame cuyo abuso quedó impune, y que se ufanaba tener un poder infinito. La creencia popular lo relacionó entonces en pactos con nigromantes y demonios, y se cree que de ahí nació el mito.
La primera historia del Fausto se escribe alrededor de 1590. Johann Spies publica la Historia del doctor Johann Fausto, bastante famosa en su momento. Resultó tan exitosa que surgen muchísimas versiones del libro, y para diferenciarlo del resto de las imitaciones se le empieza a llamar el Volksbuch, o sea, el «libro popular».
Este mito es bastante interesante, y es que pareciera que es una idea recurrente y sincrónica en otras culturas.
La lucha del hombre virtuoso contra la tentación; el pacto o apuesta demoniaca y la absolución del hombre por sus talentos y/o buena voluntad es una historia presente en las principales culturas del mundo de una u otra forma. Por ejemplo, en América Latina podemos equipararlo al mito de Francisco, el hombre en Colombia, o Florentino y el diablo, en Venezuela. Y así, como en estos mitos folclóricos latinoamericanos, el conflicto elemental del Fausto se repite en casi todas las culturas y tradiciones.
Algunos estudios modernos, incluso, han comparado el mito fáustico con el cervantino o el de don Juan, como una forma de representar la misma idea: egocentrismo, la necesidad absoluta de satisfacer los propios deseos, dejando de lado la realidad, la bondad o la sociedad.
Fausto de Goethe
Goethe, dramaturgo y autor alemán, publicó en 1808 su versión de esta historia convertida en mito popular. La versión de Goethe, mucho más simbólica, ambiciosa y laboriosa, se convirtió en un clásico de la literatura. Es una tragedia tan compleja y rica en simbolismos que aun hoy parece capaz de generar polémicas e interesantes interpretaciones y análisis.
El Fausto es la obra de la vida entera de Goethe, llegando a publicarse la segunda parte de la tragedia tras su muerte. En las letras de esta obra Goethe dibuja no solo el mito, sino también los miles de elucubraciones e impactos que los personajes y la trama pueden tener. En las páginas de este Fausto encontramos la concentración más excelsa de la lucha humana contra la maldad y el ansia de poder. Pero también podemos reconocer los trazos de una filosofía literaria que anunciaba la unión perfecta entre el clasismo y el romanticismo de la mano de este autor.
Otros Faustos famosos
La maravilla del mito ha enamorado otros autores también.
- Cristopher Marlowe, contemporáneo con Shakespeare, escribió una versión más sencilla y parca del mito.
- Richard Wagner compusó una tragedia musical de siete canciones en torno al Fausto.
- Thomas Mann escribió una versión moderna, en la que el Fausto es un artista que vende su alma.
- En América Latina, la versión más reconocida es la del Fausto criollo, pionera de la literatura gauchesca, escrita por Estanislao del Campo.
- Más recientemente las adaptaciones más exitosas han sido en forma de manga con el título de Puella Magi Madoka Magica