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“El extranjero” de Camus y el no pertenecer

«El extranjero» de Camus y el no pertenecer

Camus presentó “El extranjero” en 1942, y su curiosa elección de título es una de las primeras muestras de su carácter críptico y simbólico. El título en su idioma original, L’Étranger – al igual que en español-, provienen del latín «extraneus«, que se puede traducir como «extraño«.

Entonces, “el extranjero” que evoca Camus, no es solo un migrante, un venido de otras tierras, “el extranjero” de Camus es un ser extraño, diferente al resto. El extraño que Camus dibuja, ajeno a las usanzas comunes y corrientes, se vuelve un paria, un exiliado de su propia realidad.

Camus representa la esencia de quien vive como extranjero, que resultara siempre un extraño en donde habite. La condena persigue a su protagonista desde el título: un extranjero no pertenece a ninguna tierra, ya no es de aquí ni de allá, y su esencia es en parte iguales, afrenta y honor

Meursault, el protagonista, es un personaje cuyo proceder es confuso, a medida que avanza la trama y se vuelve cada vez más difícil entender su lógica y sus motivos, porque pareciera no tenerlos.

Meursault es uno de los primeros antihéroes de la literatura, es un personaje complejo con el que la mayoría no siente empatía o conexión y su actuación es siempre cuestionable. Porque Meursault es un extraño de las convenciones sociales por las cuales la sociedad dirime la vida.

Su mirada pasiva y apática lo ponen fuera del alcance del entendimiento la mayoría de las veces.

Meursault representa, también, el conflicto axiológico del ser humano: ¿juzgamos moralmente la acción o la personalidad? Meursault encuentra absurda cualquier atadura con sentimientos naturales del ser humano y la falta de compromiso es su premisa, ¿pero esto es un acto criminal?

En “El extranjero” Camus nos lleva a recorrer los caminos que llevan a una sociedad a cuestionarse su moral.

La interpretación literaria siempre ha sido una tarea subjetiva y complicada. La intención artística es una expresión no siempre unívoca. Los artistas pueden crear una obra con intenciones específicas y reducidas, pero quien interpreta la obra siempre podrá percibir los símbolos y signos de la forma que su experiencia personalísima se lo permita. Por eso, la interpretación de textos como “El extranjero” es un reto y una tarea difícil y siempre maleable.

Interpretación contexto histórico

El ambiente generalizado de desesperanza y frustración en la sociedad europea es una de las motivaciones ambientales de esta obra.

La Europa desvencijada y ultrajada después de dos guerras mundiales, mutiló la capacidad de identificación con el otro. Las naciones europeas se convirtieron en sociedades carentes de orientación, cuya capacidad de juzgar moralmente se vio puesta en duda una y otra vez durante décadas.

Camus lo refleja en “El extranjero”, deja entrever la idea de una sociedad ciega, cuyas “certezas” morales nublan la vista de la realidad. La idea de una sociedad injusta, incapaz de entender la disidencia y de interpretar lo correcto e incorrecto más allá de las leyes axiomáticas, es un tema recurrente de Camus.

Interpretación moderna

Camus encarna en su protagonista al hombre de su época, y aun, tal vez, de la nuestra. La capacidad de conexión y los sentimientos como empatía y solidaridad están extintos. En el contexto de Camus, la muerte de la empatía parece generada por la acción bélica, y en nuestra sociedad por los millones de estímulos a los que debemos acostumbrar nuestros sentidos.

Camus dibujó en Meursault un paisaje oscuro donde la amputación de la pasión y la voluntad es la acción principal. He ahí su significancia moderna, en un mundo globalizado, la interconexión más que generar empatía parece habernos silenciado la voz de protesta.

El extranjero ataca a la tibieza ante las iniquidades, ataca la vida sin motivación real de una sociedad que venera la imagen por encima del espíritu. Pero, nuestros lamentos como sociedad parecen ser como los de Meursault, tardíos e intrascendentes.

El absurdo, cuyo concepto literario Camus ayudó a moldear, recorre también la interpretación moderna; y es que, Meursault vive bajo la premisa de la carencia absoluta de control, en la ausencia de sentido supremo.

El absurdo, tal como lo presenta Camus, impulsa la idea del valor del individuo como sentido de la vida, desligándolo del carácter paradigmático de las ideologías y religiones.

La sociedad que condena

El extranjero declara lo paradójico de las convicciones sociales. Y, son realmente estas convicciones por las cuales se termina juzgando al protagonista.

La sociedad a la que debe rendir cuentas Meursault castiga, más que un crimen real, su incapacidad de adaptarse a la norma moral. Castigan su rareza y la esencia de no pertenecer a nada que exuda Meursault.

“El extranjero”, fiel a su título, pareciera ser un cúmulo de interpretaciones. Por un lado, es una crítica a la sociedad y sus axiomas, pero, por otro lado, al ser humano y sus carencias. Pero sobre todo parece una diatriba de la relación entre la otredad y la condena que la sociedad impone a quien sea diferente, a quien no pertenezca, a lo que no puede entender.

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