Te presentamos una brevísima selección de cuentos cortos para leer cuando tienes poco tiempo y ya no hacer mas excusas para no dedicarle un instante de tu día al gusto de la lectura.
Leer es un gusto que no todos podemos darnos tan seguido como quisiéramos, y es que la buena literatura parece venir siempre en forma de bloques de cemento grandes y pesados.
Pero, nada más alejado de la realidad.
Puedes conocer a muchos de los mejores escritores de la historia en clave de cuentos cortos.
Cuentos cortos para leer cuando tienes poco tiempo
Los cuentos cortos suelen ser relatos brevísimos, no más de 100 páginas que en el tiempo de lectura promedio suelen tomar no más de 2 horas. Aquí te dejamos algunos de incluso mucho menos, libros que no te tomará más de 20 minutos leer y que puedes disfrutar en un viaje corto de transporte público, o en cualquier fila.
Narraciones Extraordinarias. Edgar Allan Poe
El fundador del cuento moderno. El maestro del cuento de terror. El padre de la novela policiaca. Tantos apodos se le pueden poner a Edgar Allan Poe, y todos ciertos. Durante muchos años subsistió escribiendo relatos cortos y crónicas para periódicos. Poco de su enorme talento fue reconocido en vida, pero afortunadamente, su legado llegó hasta hoy. Los relatos de Poe son cortos y muy contundentes, la precisión de sus palabras y la fuerza de sus descripciones te helaran hasta el tuétano.
Narraciones extraordinarias es uno de los compendios de relatos póstumos del autor -hechos de forma póstuma- más famosos. Contiene muchos cuentos cortos para leer cuando tienes poco tiempo, pero quieres leer algo intenso. Títulos como El gato negro o Corazón delator no te tomarán más de 15 minutos leer -ninguno pasa de 10 páginas-, pero perdurarán en tu recuerdo pro siempre.
Cuentos de amor, locura y muerte. Horacio Quiroga
Hay algo en la letra de Quiroga que escribiera lo que escribiera se tornaba algo perturbador. Incluso en aquellos que tenían otra índole, más fabulosa o incluso, infantil. Este uruguayo ha dado la vuelta al mundo gracias al reconocimiento de su cuentística. Dicho sea de paso, uno de los tratados más importante para cualquier escritor novato es Los 10 mandamientos del cuentista escrito por Quiroga. En sus páginas puedes encontrar cientos de cuentos cortos para leer cuando tienes poco tiempo que te dejarán boquiabierto.
Cuentos de amor, locura y muerte es el libro de cuentos más famosas de este autor, y dentro puedes encontrar joyas de la narrativa de terror latinoamericano como La gallina degollada o El almohadón de plumas. Ambas tomadas historias tomadas de las escenas más cotidianas de nuestra América y estampadas en la eternidad del imaginario colectivo
Cuentos Robóticos. Isaac Asimov
La maravilla de la ciencia ficción literaria es que se retroalimenta de la literatura. La escritura de cuentos de ciencia ficción se inspira en la tecnología y hechos científicos; y a su vez, la ciencia se inspira de las creaciones imaginarias para enrumbar sus búsquedas y metas. Isaac Asimov fue un bioquímico que en algún momento soñó con el destino de la humanidad, y en él había robots.
Yo, robot, El hombre bicentenario y otros muchos relatos cortísimos nacieron de la mano de este cuentista y científicos ruso, no pasan de las 100 páginas. En Yo, robot Asimov incluyó “Las leyes de la robótica”, una guía moral que restringía el comportamiento moral de los robots, y que hoy en día se usa -con variaciones- en casi todas las tecnologías de inteligencia artificial existentes.
La dama del perrito. Anton Chejov
Después de leer este cuento, hermoso, profundo y realista no podrás creer que Anton Chejov sea considerado uno de los escritores más pesimistas. En no más de 50 páginas presenta una de las historias de amor más bellas jamás narradas. En su momento surgió como contrapunto a Anna Karenina de Tolstoi. Chejov insistía en que un acto de amor no puede juzgarse y por eso quiso exponer una forma diferente de la historia de un amor prohibido.
Sus textos suelen ser más de corte realista y naturalista con un cierto velo de pesimismo -muy de literatura rusa-, y con muchas innovaciones para la época como el uso del monologo y el soliloquio teatral.
